Sabores únicos para disfrutar en familia

Visítanos y comprueba que comer rico no tiene que ser caro.

El parque, un paseo al alcance de todos.

Lugar de juego para los niños, de encuentro para los novios, de descanso para el que trabaja cerca y de entretenimiento para los adultos mayores… Eso y mucho más es lo que representa un parque para la población: la oportunidad de pasarla bien entre el ajetreo de la vida cotidiana. Aprovechar el espacio para una comida ligera, absolutamente informal, es también parte de las costumbres y para esto, nada mejor que una torta recién hecha. Un alimento sencillo, sabroso y nutritivo que no necesita cubiertos, solo un espacio a la sombra y el tiempo suficiente para disfrutar, antes de seguir con las actividades de día.

En la zona centro, el Parque Revolución.

Se encuentra en el Centro Histórico Turístico y Cultural de Ensenada, fue inaugurado en 1890 con el nombre de Parque Porfirio Díaz y en 1940 fue rebautizado como Parque Revolución. Su apariencia ha cambiado con el paso de los años, pues de origen contaba con un kiosco de estilo afrancesado, como todas las construcciones de la época, mismo que fue sustituido en 1950 por uno más pequeño además de la instalación de bancas elaboradas con granito. Otras remodelaciones han influido en cuestiones de forma, pero continúa como un punto de encuentro para la familia ensenadense, donde los niños pueden divertirse al aire libre bajo la supervisión de sus padres.

En la Colonia Obrera, el Parque Ignacio Zaragoza.

El crecimiento de la mancha urbana alrededor del año 1930 dio pie al nacimiento de la Colonia Obrera y justo ahí, en un espacio de una hectárea, se decidió el segundo parque ensenadense dedicado a la memoria del General Ignacio Zaragoza, pero la población no tardó en llamarlo de manera coloquial con el nombre de su ubicación: es el Parque de la Obrera. Por estar flanqueado por dos escuelas históricas, la Maestro Matías Gómez y el colegio Guadalupe Victoria además tener a menos de doscientos metros al Colegio Fray Junípero Serra, este espacio marcó la infancia de miles de niños ensenadenses, quienes ahora disfrutan de las áreas verdes en compañía de sus nietos.